La Pandemia global, provocada por el virus SARS-CoV-2, irrumpe y hackea al sistema educativo. Durante siglos asistimos a miradas críticas sobre la pedagogía tradicional del siglo XVII, en la que quienes “aprendían” tenían un rol pasivo y solo replicaban los saberes que el docente impartía. Modelo que continuó vigente durante mucho tiempo.
La irrupción -y posterior consolidación- de las tecnologías de la comunicación e información, las
complejidades del campo laboral, la demanda de nuevas disciplinas y el escenario post pandemia, nos exigen una planificación estratégica e innovadora en el campo de la educación superior.
La pandemia nos ha demostrado que los dispositivos y la conectividad no pueden escindirse de la enseñanza y que la educación debe rediseñarse, respondiendo una pregunta central: ¿Cómo educar a una generación centennial nativa digital y volátil en la post pandemia?
El docente y los proyectos pedagógicos deben adaptarse “a los tiempos de la pantalla”, es decir, breves lapsos, videos, lecturas orientadas, consignas claras, con el objetivo quimérico de que el estudiante tenga una participación activa en el proceso de enseñanza- aprendizaje.
Desde los inicios del proyecto educativo de la Fundación del Gran Rosario, la conducción institucional llevó adelante una planificación estratégica, estableciendo objetivos tácticos y operativos, que trascienden las coyunturas. Esto les ha permitido delinear posibles escenarios, adaptándose ágilmente a las complejidades de una realidad dinámica y cambiante.
Tanto es así, que mientras la mayoría de las Universidades intentaban adaptarse a las exigencias que impone la virtualidad en la educación, la Universidad del Gran Rosario, desde el momento cero en que se decreta el aislamiento social y obligatorio (ASPO), contaba con una infraestructura pertinente y una estructura de docentes capacitados, que garantizaron el dictado de las clases a distancia en cada una de las disciplinas de la Universidad.
“En la Universidad del Gran Rosario siempre estamos mirando hacia adelante, tratando de posicionarnos y de adelantarnos a nuevos escenarios”, afirma Javier Macchi, Presidente de la Fundación del Gran Rosario. “La pandemia nos sirvió para darnos cuenta de nuestros potenciales y ver el compromiso de la comunidad, la gente que trabaja en la Universidad del Gran Rosario y el proyecto educativo. Fundamentalmente nos permitió entender algunas cosas”.
Entre los nuevos aprendizajes que la conducción de la UGR pudo a partir de la crisis sanitaria, se encuentran las costumbres, deseos y características de la Generación Z o Centennials.
Los Centennials o generación Z, nos referimos a quienes nacen a partir del año 1995, cuyas edades actualmente oscilan entre 14 y 23 años, crecieron en plena revolución tecnológica, en el contexto de la revolución de Internet y de las Redes sociales. Se vinculan de forma natural con el mundo virtual y lo consideran parte de su comunidad. Son 100 % nativos digitales. Creativos, autodidactas. Muchas de sus experiencias de aprendizaje previas, fueron obtenidas de Internet, lo cual representa un verdadero desafío para la educación tradicional.
El desarrollo de currículas basadas en competencias se orienta al aprendizaje progresivo y paulatino de los conocimientos, habilidades, actitudes y valores que deberán desarrollar los estudiantes a lo largo de su formación académica. Esta secuencialidad, sumada a la energía y entusiasmo de los jóvenes de primer ingreso, intensifica la necesidad de interactuar de forma temprana con una realidad sumamente cambiante. De ahí, la importancia de conocer quiénes son, sus preferencias y deseos, cómo y qué desean aprehender y, lo más importante, qué esperan obtener al final de sus estudios. Este acercamiento se convierte en algo esencial no sólo para ser atractivos como institución académica, en base a la demanda, sino sobre todo para la retención de los estudiantes en la Universidad.
“La pandemia nos abrió puertas del camino del aprendizaje de esa generación”, indicó el Rector Emérito de la UGR y explicó que el aprendizaje del estudiante que transita los últimos años de la secundaria y los primeros de la Universidad “tiene que ver con la motivación”. “Si no está motivado, es muy difícil que asimile el conocimiento”, advirtió Javier Macchi y aclaró: “Hoy es muy difícil sentar al estudiante, cuatro horas, tres o una, frente a un docente en un aula recibiendo unidireccionalmente conocimiento”. En tanto, el Ing. Macchi, describió dos hábitos que los estudiantes de la generación Z adquirieron -y legitimaron- durante el confinamiento: la administración de su tiempo y, en lugar de buscar respuestas, plantearse preguntas.
“El maestro es alguien que induce al estudiante a generarse preguntas y a buscar esas respuestas, e incluso motiva a plantearse nuevos interrogantes. Deja de ser el que tiene las respuestas, para ser el que marca caminos para hallar respuestas”, señaló Macchi, y advirtió: “ese nuevo paradigma es lo que está pasando en la educación en general. Los que quieren mantener el statu quo de una escuela, universidad o cualquier situación de la vida con los parámetros con los que nos criamos, están perdidos”.
Nuevos proyectos
El proyecto educativo de la Fundación del Gran Rosario contempla a la Escuela Raúl Arino (niveles inicial, primario y secundario) y a la Universidad del Gran Rosario, con anclaje territorial en las ciudades de Rosario, Santa Fe, Venado Tuerto, en la provincia de Santa Fe y en Marcos Juárez, provincia de Córdoba.
Este año, en alianza con la inmobiliaria Benuzzi, la UGR reforzará su propuesta educativa en la capital santafesina por medio de la construcción de un nuevo edificio en pleno centro. “El crecimiento y la expansión para nosotros es moneda corriente. Siempre me dicen que las crisis de crecimiento son más difíciles de abordar que las crisis de decrecimiento y contracción”, indicó Macchi, y agregó: “Las crisis de crecimiento, para nosotros, son un desafío y una constante en nuestra historia institucional. El proyecto educativo siempre estuvo en expansión y crecimiento”.
La Fundación del Gran Rosario tuvo sus inicios en el año 2000 y, en tan sólo veintidós años de vida, construyó una comunidad de casi diez mil alumnos y más de mil personas que trabajan para el proyecto. “Nosotros tenemos que analizar cuáles son esos crecimientos y expansiones que vienen ahora. Hacia donde nos tenemos que enfocar. Tenemos que diseñar muy claramente cuáles son los rumbos que se vienen, para eso debemos plantearnos escenarios futuros, en eso estamos. Creo que la Educación Superior, la globalización y las nuevas generaciones, plantean escenarios totalmente distintos, debemos analizarlos”, manifestó el presidente de la Fundación del Gran Rosario.
Globalización en la educación
En cuanto al futuro de la Educación Superior, el Rector Emérito de la UGR realizó una diferenciación entre los establecimientos públicos y privados. Según explicó , las Universidades de gestión pública, por su trayectoria, historia y formas de financiamiento, son instituciones mucho más rígidas y tienen una característica fundamental para el Grado. Ante los nuevos paradigmas, las instituciones educativas estatales seguirán apostando, tal vez con otras herramientas, a la presencialidad y territorialidad.
Sobre los aspectos que tendrá la Educación privada, destacó: “Diseñamos nuestra institución de la misma forma que la universidad pública, con anclaje en lo local y regional, apuntábamos a nuestra zona de influencia. Pero la virtualidad, los nuevos paradigmas, van a hacer que la oferta de la Educación Superior va a estar expandida. Dentro de muy poco tiempo se va a poder estudiar una carrera de Barcelona, Estados Unidos o un país de Centroamérica desde Rosario”.
“El estudiante que quiera estudiar en Rosario, que la Educación Pública no le satisfaga su demanda, por tiempo, por horario, por lo que sea; se va a fijar en las ofertas de Grado de todas las Universidades que aparecen en internet”, y añadió: “Si nosotros pensamos en seguir haciendo lo que hacíamos, estamos muertos. Nos podríamos diferenciar en algunas carreras extremadamente presenciales, que necesite del mano a mano, pero muy prontamente van a seguir avanzando las tecnologías y esa presencialidad necesaria se va a poder hacer virtual”. “Vamos a un mundo absolutamente globalizado y competitivo, si queremos sobrevivir en ese mundo, tenemos que trabajar en esa dirección”, concluyó el Ingeniero.
Transformación del espacio físico
A pesar de que la virtualidad fue ganando terreno, el anclaje territorial seguirá teniendo un rol protagónico. Sin embargo, será absolutamente diferente a lo que conocemos. “Hay que pensar el rol físico que va a tener la UGR, porque todo no puede ser virtual. La Universidad no solo transmite conocimientos, sino que los genera. Los lugares donde se van a generar los conocimientos van a ser las sedes”, indicó Macchi, y aclaró: “Somos seres humanos, necesitamos el contacto físico, hablar, sociabilizar. La virtualidad no cambia la vida social, le da otro enfoque”.
“No me imagino la Universidad tal como está, donde el estudiante permanece sentado en un aula durante un determinado período de tiempo. Me imagino una Universidad donde quien estudia sociabiliza con sus compañeros y sus guías, los docentes, en un espacio-tiempo. Se hace preguntas, investiga, estar en una biblioteca, etc.”, señaló el Rector Emérito de la UGR, y finalizó: “Hay que re-pensar todos los espacios físicos de la universidad. Cuantas más sedes tengamos: más anclajes locales, lugares de encuentro, de investigación-acción”.
El acercamiento del aula a la realidad implica una renovación didáctica de la práctica docente, nuevas formas de enseñar y evaluar, así como plataformas digitales para apoyar este proceso; tal y como lo estamos viviendo en la actualidad con transformación de la educación en línea en la post pandemia. En ese sentido, el desafío para la educación superior es vincular a los jóvenes de la Generación Z con impronta digital en ambientes reales, cuyas problemáticas pueden ser abordadas desde nuevas metodologías de enseñanza con el soporte de las TICs.
Este acercamiento del aula a la realidad implica nuevas formas de enseñar y evaluar por parte del profesor, el uso de nuevas plataformas digitales para apoyar ese proceso. La nueva educación debe ser fuente de adquisición de competencias que permitan, no solo la aprehensión de conocimientos, sino también cómo modificarlos, adaptarlos, actualizarlos y ponerlos al servicio de la sociedad.